La
recuperación del nieto de Estela de Carlotto es un logro de enorme impacto
emocional. Estos más de treinta años de luchas por la recuperación de la
Memoria, la Verdad y la Justicia, se lo debemos fundamentalmente a las Abuelas
de Plaza de Mayo, a las Madres de Plaza de Mayo, a los familiares de los
detenidos y desaparecidos, que a lo largo de tantos años siempre han avanzado,
a pesar de esas voces que les decían que dejemos de revisar el pasado, que lo
de atrás retrasa, que las discusiones antiguas quedaron en el pasado.
La
recuperación del nieto de Estela demuestra claramente que el pasado está tan
presente como que ciertamente tendremos un futuro. Y esta reflexión, hoy,
deberíamos tenerla todos. Inclusive aquellos que, por alguna u otra razón, creyeron
que el pasado más vale tenerlo pisado. Porque hoy tenemos la prueba de que esa
sistemática manera de querer olvidar se doblega ante el amor de una abuela. El
amor de una abuela que no conoció hasta hoy a su nieto, pero que sabía que
había nacido. Y que, además, desconocía también quién era el padre de su nieto.
Y aquí está la magnitud de la reparación. La reparación en este caso, además de
completar ese anhelo de 35 años de recuperar a su nieto, completa a una
familia. Porque además Estela hoy tiene un yerno con nombre y apellido y
también tiene a su madre, la abuela paterna de Guido, y también a toda otra historia
de lucha. Creo que con los años vamos a saber valorar en su plenitud lo que
significó esta reparación, que es la aparición de Guido.
Pero
esta lucha es larga y la llevaron adelante muchísima gente. Yo tratando de
recorrer un poco hacia atrás la lucha de las abuelas, de las madres y de los
familiares de los desaparecidos y detenidos, encontré una selección de
disertaciones del CELS cuando se cumplían 20 años de esa historia, en diciembre
de 1999, y entre ellas una exposición de Mabel Gutiérrez titulada “Memoria,
Verdad y Justicia”. Lo que me asombra de su exposición es la reivindicación
completa que hace de los familiares perdidos, de esa situación emocional
desbastada, de la incompletitud que puede sentir cualquier persona ante la
falta de cualquier familiar y, también, el compromiso que rescata de todos
aquellos que desaparecieron. Porque también está la hija de Estela, que fue una
luchadora social, que fue una militante. Y también está el padre de Guido, que
también fue un luchador social, un militante. Y que murieron convencidos de que
ellos estaban dando la vida por un mundo mejor. Mabel Gutiérrez dice: “Se tendió no solo a privarlos de su libertad
en las peores condiciones, sino a privarlos de su militancia, a quebrar su
fortaleza, a terminar con su dignidad. En la inmensa mayoría de los casos no lo
consiguieron. Los militantes se valieron para ello de su imaginación y de los
más que exiguos medios que contaban en su cautiverio”. Es decir, la
recuperación de la Memoria, la recuperación de la Verdad y la recuperación de
la Justicia viene de la mano de la militancia y el compromiso con la
construcción de un país mejor.
Se
recupera una historia como se recuperaron 113 historias, y se seguirán
recuperando nuevas historias. Pero en esas historias también está la
reivindicación de lucha política. Mabel Gutiérrez no se queda con esto y
continúa: “En los primeros días de
diciembre de 1983, recibimos en nuestro local dos contingentes de liberados que
habían estado a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Uno de hombres venía
de la cárcel de Trelew y el otro, de Mujeres, del Penal de Devoto. Y allí se
encontraron matrimonios que no se veían desde hacía ocho o diez años por haber
estado presos en distintas cárceles, en distintos y distantes lugares del País.
Ese fue (dice Mabel) uno de los momentos más gratificantes que hemos vivido en
nuestros años de lucha”. Cuan gratificante también es a la distancia esta
recuperación de Guido, ¿no? Pero además pensemos ya en 1983 cuanto faltaba aún
por recorrer. Y en esa inteligencia me gustaría que pensemos cuanto nos falta todavía.
Quiero
agregar también algo muy interesante que dice Mabel cuando fueron enfrentando
este horror. Ella se preguntaba por su identidad como luchadoras por los
derechos humanos.: “En realidad nuestra nueva
identidad es que todos tenemos 23 años más, y que aunque seguimos en esta
lucha, muchos lo hacemos con varices, con bastones y con audífonos o con prótesis”.
Me recuerda a Estela cuando decía que no quería morirse antes de conocer a su
nieto. Esa nueva identidad es una historia de vida que no puede ser completa
con esa ausencia. La lucha de las abuelas, de las madres, la lucha de los
familiares de los desaparecidos, la lucha de Mabel Gutiérrez, (y esto lo quiero
decir, discúlpenme si me lleva un poquito más de tiempo), fue consecuencia de
un daño que no se ocasiono solamente en la dictadura militar, también lo hizo
la indiferencia, el silencio y la complicidad. “El 24 de marzo de 1996, a veinte años del golpe militar, la sociedad se
volcó a la calle –convocada por los organismos de derechos humanos, organizaciones
gremiales, estudiantiles, barriales, profesionales y políticas- en una
manifestación impresionante por la verdad y justicia”, cuenta Mabel. Ahí se
enteran de lo que pasó, y agrega: “Las camioneta
del Ingenio Ledesma con la que se
secuestró a los desaparecidos de la Noche del Apagón son las que llevaban hoy a
los gendarmes a reprimir los cortes de ruta”. Esa represión estuvo dirigida a eliminar todo
lo que podía ser un peligro para instaurar el proyecto económico neoliberal.
Sostiene Mabel: “Un proyecto violador en
sí mismo de todos los derechos humanos, y que ha globalizado el hambre y el
desempleo, ha aumentado los índices de delincuencia, de población carcelaria, de
empleo en negro, de pobreza e indigencia, de población en villas de emergencia,
de enfermedades que habían sido erradicadas como la tuberculosis, y de ingreso
al 10% más rico de la población; y ha bajado los índices de retención de alumnos
en el nivel primario y secundario y lso del ingreso al 30% más de la población”.
Mabel
termina su exposición diciendo: “Finalmente
quiero mencionar una frase con la que Familiares se caracteriza: en la colmena
de los derechos humanos nos integramos en el grupo de las abejas obreras. En
todos estos años hemos cumplido un papel silencioso pero de trabajo cotidiano
permanente y sin pausa. Así fue la lucha de nuestros seres queridos antes de
ser detenidos o desaparecidos. Ellos fueron también las abejas obreras de la
colmena de la Liberación y trabajaron ofreciendo su Vida y su Libertad en la
lucha contra la dependencia. Por el salario justo, la vivienda digna, el
derecho al trabajo, la educación y la salud, contra el imperialismo, la
justicia social”. Qué fuerte, ¿no? ahora sí podemos tener una reivindicación completa. Se ha recuperado
al nieto de Estela Carlotto, de la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, pero
también se ha recuperado al hijo de militantes comprometidos con la
transformación de un país que evite todas estas cosas que mencionaba Mabel en
su exposición. Y, felizmente en esta última década, también podemos decir que gracias
a la decisión y voluntad de un presidente como Néstor Kirchner muchas de estas
cuestiones se han revertido. Y no solamente las cuestiones económicas desiguales,
sino también una política de derechos humanos que hizo posible que hoy podamos
decir que tenemos más Memoria, Verdad y Justicia, Y, por sobre todo, que nos
compromete seguir luchando por mucha más Memoria, Verdad y Justicia. Muchas
Gracias.
Sergio
Carciofi
Concejal
FPV-PJ
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