Hoy
vinimos hacer “MEMORIA” (conmemorar: hacer memoria) y en busca de esa memoria
me permito citarles una reflexión que escribí el día de la muerte de Raúl
Alfonsín, el 31 de marzo de 2009. Ese día recordé la significación de toda
aquella época en que él se erigía como el primer presidente de la democracia
recuperada y pensé: ¿qué me pasaba cuando los milicos se fueron? Tenía 14 años,
había vivido la vuelta y la muerte de Perón, el trágico gobierno de Isabelita,
el temor a salir a las calles de la Ciudad de La Plata donde vivía porque mi
padre estudiaba medicina, los comentarios acerca de personas que ya no estaban,
“algo habrán hecho” decían, los retenes de soldados en la ruta ─recordaran que
para pasar siempre había que estar siempre con las luces encendidas del
interior del auto─, el ruido de bombas, disparos por las noches y hasta la
intempestiva ocupación de militares en la escuela donde yo estaba haciendo mi
primer grado. Fue la primera y única vez que vi militares con armas delante de
alumnos formados en lugar de Maestra o Maestros. Recuerdo que ese día un
compañerito me decía: “están buscando a un chico que tiene una pistola de agua”.
Después no se qué pasó, porque entro mi madre rápidamente, desesperada como
todas las madres en ese momento, me agarró del brazo y me sacó corriendo al tiempo
que le gritaban: “señora no corra, vaya caminando que le pueden disparar”.
Puedo ver aún esas caras desencajadas de los chicos y también de las madres
desesperadas. Recuerdo también el mundial 78, el gauchito, la canción que
comenzaba diciendo “veinticinco millones de argentinos jugaremos el mundial” la
televisión color de un vecino y la emoción de ver al Increíble Hulk en color verde. ATC (Argentina Televisora Color) No
puedo olvidar que pertenecen a esa época los almuerzos de Mirtha Legrand y el
anuncio de un Tiempo Nuevo de Bernardo
Neustadt y Mariano Grondona. Los dos brazos en
alto de Videla festejando la copa del mundo. Hoy ver esa foto otra vez
parece hacerme sentir y vivir el horror que en ese momento ignoraba. Las
Malvinas son Argentinas, el Comunicado
del Estado Mayor Conjunto Número Uno, la plaza llena con Galtieri y los
comentarios de los Sea Harrier
abatidos. Todo eso nos llenaba de emoción y fantasía pistolera en los campitos
del barrio, y además con ese jingle televisivo: Argentinos a Vencer nos ponía la piel de gallina. Y era para
festejar y sentirse orgullosos el ser argentinos porque habíamos ganado el
mundial ¡y le estábamos ganando la guerra nada más ni nada menos que a los
ingleses!
También
mis primeros años fueron tiempos de uniforme, de disciplina, de no preguntar,
de no hablar mucho, todo era natural, la palabra patria, con la pe bien
marcada, los himnos a la Banderas, a San Martin y sus laureles. No a sus
glorias, a sus laureles pintados. Y presidentes con uniformes. Uniformes en las
calles, uniformes en las Escuelas y uniformes, uniformes y uniformes que
explicaban todo, porque no había nada que entender. Mejor era desentenderse. Después
comencé a escuchar que los milicos se van y ahí empecé a preguntar. Todo el
mundo se empezó a preguntar qué había pasado. Lo que había pasado es que se
había roto no solamente un periodo constitucional, se había roto lisa y
llanamente con el ordenamiento jurídico. Hay que hacer una distinción entre
Sistema Jurídico y Ordenamiento Jurídico: el Sistema Jurídico es un conjunto de
normas dado en determinado momento, el Ordenamiento Jurídico es una sucesión de
Sistemas Jurídicos. Ahora bien, ¿qué era el Estatuto
de Reorganización Nacional? No era un nuevo sistema de normas que venía a
progresar en el tiempo para enriquecer nuestro Ordenamiento Jurídico. No. Era
la interrupción de toda legalidad. Y tal es así que se suspende la actividad
política, se suspenden los derechos de los trabajadores, se intervienen los sindicatos,
se prohíben las huelgas, se disuelve el Congreso, se disuelven los Partidos
Políticos, se destituye la Corte Suprema de Justicia, intervienen la CGT,
intervienen la Confederación General Económica, suspenden la vigencia del
Estatuto Docente (en este recinto hay docentes, lo recordaran), clausuran los
locales nocturnos, ordenan el corte de pelo para los hombres, queman miles de
libros y revistas considerados peligrosos, censuran los Medios de comunicación,
se apoderan de la mayoría de los organismos públicos y privados ¿Y con qué
razón? ¿Cuál era la razón? ¿Cuál era la justificación última de todo esto? La
justificación última de todo esto era la Doctrina
de Seguirdad Nacional que vino a reemplazar la Doctrina de Defensa Nacional. Y acá hay que hacer una distinción
clara y precisa ¿Qué es la Doctrina de
Seguridad Nacional? Es un aumento de la guerra
fría. Estados Unidos de Norteamérica necesitaba controlar la vida interna
de cada país entonces: interviene en la seguridad nacional de los países,
interviene para controlar las ideologías. Tratar de controlar los
comportamientos, tratar de controlar todo y si no se controlaba había que
eliminar todo comportamiento, todo comportamiento que no se ajuste a esa doctrina
de seguridad nacional. Porque el comunismo era una amenaza y porque justamente
además todo esto pertenecía a un alineamiento directo en esa guerra fría. Y bueno, ¿si no lo
controlaban, qué hacían? El General Ibérico Saint-Jean, gobernador de la provincia
de Buenos Aires en Mayo de 1977, le preguntan esto y contesta: miren si no lo controlamos, primero
mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después
a sus simpatizantes, enseguida aquellos que permanecen indiferentes y
finalmente mataremos a los tímidos. La Doctrina
de Seguridad Nacional reemplaza la Doctrina
de Defensa Nacional, que tenía como hipótesis la actuación militar en caso
de agresión externa. Ahora la Doctrina de
Seguridad Nacional lo que nos impuso fue la actuación militar en caso de
inseguridad o ataque interno. La Doctrina
de Defensa Nacional, tenía que ser una economía autosuficiente, por eso
intervenía el Estado en la economía. En cambio en la Doctrina de Seguridad Nacional se dejaba en un segundo lugar la
cuestión económica, que quedaba en manos del mercado, porque la cuestión
económica tenía que estar subordinada a esa guerra interna, que después se
llamó “Guerra Sucia”. Es muy interesante ver cómo es posible interrumpir un Ordenamiento Jurídico. Es muy
interesante analizar cómo un militar puede o cree tener el derecho de gobernar
un país y terminar con todas las leyes de ese momento. Es para pensarlo. Porque
muchos dicen y a veces se sigue oyendo por ahí que tienen que volver los
militares. Es imposible desde el punto de vista jurídico internacional que
vuelvan los militares, no hay justificación alguna, no lo había en ese momento
y no lo hay ahora. ¿Por qué no lo hay ahora?
Porque ahora, luego de la Reforma Constitucional de 1994 que le da
jerarquía constitucional a la Convención Americana de Derechos Humanos, entre
otros tratados internacionales, no es posible en el derecho Interno cubrir con
argumento alguno, avalar con ninguna normativa legal interna y desde ningún
punto de vista jurídico las violaciones a los Derechos Humanos. Hay
responsabilidad internacional del Estado, aun justificándolo legalmente con
esas leyes, no se puede invocar al derecho interno para incumplir los tratados
de Derechos Humanos. En este sentido creo que ni en ese momento ni ahora
encontraban algún tipo de justificación. Y esto tiene una justificación
histórica también, porque la regla del Siglo XX fue la excepción. Es decir,
mecanismos legales de excepción al cumplimiento de la regla, es decir, la
Constitución no se puede aplicar, entonces para aplicarla hay que suspenderla y
así se justificaron en el Siglo XX gobiernos
totalitarios en Alemania, en Italia, el franquismo en España, el colonialismo
en África, y las dictaduras militares en Latinoamérica. También el Acta Patriótica dictada por los Estados
Unidos después de las torres gemelas. Es decir, no estamos exentos de pasar por
una cosa igual nuevamente, hay que estar atentos en ese sentido. Entonces, ¿qué
paso? Hubo secuestrados, torturados, asesinados, y desaparecidos tal como lo
había prometido ese nefasto gobernador de la provincia de Buenos Aires en esos
tiempos. El 70% de los desaparecidos fueron trabajadores, los restantes, gran
parte estudiantes. Los estudiantes, como decía algún ministro de bienestar social
fueron desaparecidos “por exceso de pensamiento” (?) Me gustaría que después
piensen que significa “exceso de pensamiento” y hagan el ejercicio de buscar
una respuesta. Se atacaba justamente eso: la libertad de pensar, ¿Qué paso con
toda esta situación insostenible? Llega un momento en que se pierde la guerra,
la situación económica declina y la lucha de muchísimos argentinos revierten la
situación y entonces vuelve la democracia y hay mucha gente en la calle, ¿y por
qué hay tanta gente en la calle?, ¿qué paso? Ganó Alfonsín y es el nuevo presidente,
un presidente Radical, ¿no era que iban a ganar los peronistas en ese momento?
¡Cuánta gente en la calle! Parece una fiesta. Se puede salir…, vamos entonces,
mañana asume el nuevo presidente y hablará desde el Cabildo. Lo vemos en colores
y Alfonsín habla con su bastón y con la banda presidencial, ¿pero qué pasa? No
entiendo ¿Por qué el Presidente no lleva uniforme? Porque no es militar ¿Por qué no es militar? ¿Por
qué los presidentes usan saco y corbata, no tienen que usar uniforme?
Ese
saco y corbata en la conciencia de los chicos de esa época despertaron a los
dormidos, volvieron los que se fueron, gritaron los silenciados, hubo fiestas
en las calles, peñas, bailes, música, rock nacional, la dicha en movimiento,
guitarreadas en las plazas, comités, unidades básicas, centros de estudiantes,
debates, charlas, marchas, banderas, películas, libros, militancia, mucha
militancia, política, mucha política, se notaba la alegría en las calles y la
conciencia en las casas, hubo noticias horribles y con ellas más preguntas,
muchas preguntas con muchas respuestas. Nos enteramos que había más partidos políticos
y opiniones y pensamientos. Con el saco y la corbata del presidente, vinieron
los gobernadores, diputados, intendentes y concejales, todos elegidos por el pueblo.
Las municipalidades estaban abiertas y debatimos la educación en el Congreso Pedagógico, el Nunca Más y el Juicio a las Juntas. Hicimos vigilia en esa Semana Santa porque todos casi sin darnos cuenta que nos estábamos
dando cuenta, aprendíamos a defender la Democracia. Esa democracia que era de
saco y corbata y que representaba en ese momento Raúl Alfonsín.
Por
último quiero hacer una reflexión corta pero muy importante: hoy hace diez años
el ex presidente Néstor Kirchner, en el Colegio Militar, le dijo al jefe del ejército:
proceda a bajar los cuadros, proceda a descolgar los cuadros de los dictadores y genocidas Videla y Bignone. Más
allá del poder simbólico que ese gesto tuvo, de quitarle el honor a un militar, más allá del hecho de que un presidente constitucional le ordene a un militar, al
jefe del ejército, claramente: baje esos cuadros, póngase en su lugar. Más allá de esto, lo que
hizo Néstor Kirchner con ese gesto es decir: usted, jefe del ejército, está sometido a la constitución
y las leyes, su comandante es un presidente electo por el pueblo por lo tanto
está sometido al pueblo. Más allá de toda esa carga simbólica, hay una realidad
concreta que fue ese proceda a cuidar la
democracia y procedan todos a llevar
adelante todas las tareas tendientes a cuidar esa democracia, procedan a reiniciarse los juicios y procedan a terminar con la ley de Obediencia de Vida, con el Indulto y procedan a llevar adelante los Juicios por la Verdad y la Justicia,
y procedan a encarcelarlos en cárceles
comunes y procedan a trabajar, a
militar, a participar en política, a comprometerse, a no esconderse, a decir
las verdades, a defender lo que es de todos, que es la Libertad, que es la
Justicia, que en definitiva es nuestra propia vida. Entonces en esta noche me
gustaría despedirme con dos palabras una que ya es de todo el pueblo argentino
“NUNCA MÁS” pero también, Señora y Señores ¡PROCEDAMOS! Gracias”.-
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